sábado, 9 de enero de 2016

Y llegó el día...

         Pues si, llegó el día que las noticias eran tantas y tan malas, que mi cabeza ya no supo que pensar, y mi boca ya no supo qué decir, pues un amargo sabor sólo me invitaba a escupir o vomitar, entonces aun sin querer, decidí callar. Pero el tiempo dicen cierra todas las heridas; o más bien será que el alma se va acostumbrando a tanto dolor. Porque como le dije a una amiga hace poco, yo no se por qué me lastima tanto el dolor ajeno. Pero estoy aquí de nuevo, tratando de escribir un poco, antes de  que se congele mi alma por tanta noticia mala que ven mis ojos.

No hay comentarios: